Cuando,
hace ya algún tiempo, comencé a vislumbrar los dominios del pajarito azul
inundados de flamantes estrellas rojas de múltiples puntas con una #T en medio,
intuí que aquello era una buena cosa. Cuando comprobé, subida a mis tacones y
con mi inseparable toga –cómo no-, quienes portaban semejante distintivo, mi
intuición se fue convirtiendo en certeza. Hoy, cuando hace casi un año que
incorporé la mía a mi avatar, esa certeza se ha tornado una verdad
incuestionable.
Buena gente, buenos propósitos y mucho
más. Una iniciativa ilusionante que ya empezado a dar sus frutos. Y lo que te
rondaré, morena, como diría mi madre. Porque #T es la muestra de que con mucha
ilusión y pocos medios, se pueden lograr grandes cosas.
Al principio parecía que era un simple
movimiento contra la tasas. Pero era mucho más. Las tasas no eran sino el
símbolo de la lucha por una justicia eficaz, cercana y accesible. De la
justicia a la que todos aspiramos y por la que trabajamos día a día, cada uno
desde el puesto que ocupamos, desde el lugar que nos ha correspondido en este
tablero de ajedrez en el que nos movemos.
Pero, aun cuando los logros conseguidos y los que
vendrán son importantes, más aún es el camino que nos ha llevado hasta ellos.
En mi caso, un camino donde he encontrado a grandes amigos, virtuales y reales
–algunos ambas cosas- como Angeles, Eva, Patricia, María Jesús o Pedro –y otros
dos que no nombro, porque van de incógni#To-, sin los cuales me sería difícil
sobrellevar los días. Porque esos “Buenos días”, esos mensajes de aliento, ese
cafetito en un receso o esas conversaciones nocturnas no tienen precio. Lo
cierto es que ya me es difícil conciliar el sueño sin una frase amiga. Porque
ello es#Tán ahí. Y saberlo me hace fuerte.
Tampoco concibo ahora mi día a día sin
esos whatsapps indignados, alegres,
irónicos o peleones que me vienen desde el otro lado del móvil de Angel, Haide,
Francisco, Lydia, Enrique o Alejandro.
Porque gracias a todos ellos y los
miles que están tras esa sencilla letra #T se esconde el espíritu de lo que un
día nos llevó a dedicar nuestra vida a esa diosa esquiva llamada Jus#Ticia, la
búsqueda por un mundo mejor, ni más ni menos.
Gracias a todos por estar ahí. A veces,
la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta. Pero en esos casos lo mejor pueden ser las
curvas del camino. Y, por descontando, quienes es#Tán en cada una de ellas.
SUSANA GISBERT GRIFO
(@gisb_sus)
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