martes, 16 de junio de 2015

Justicia con MAYÚSCULAS

Justicia; con MAYUSCULAS

Hace ahora tres años (el 14 de junio) escribí mi primer artículo en el desaparecido Diario Progresista. Desde entonces, he venido publicando un artículo semanal en otros muchos medios (que suerte tengo). Lo titulé «Justicia». Quise que mi primera aportación, en un medio público, estuviera dedicada a la Justicia. Ha sido una constante en mi vida. Con Justicia, la seguridad personal y colectiva, adquiere el sentido necesario para subsistir en convivencia. Con Justicia social, la persona adquiere el sentido de la convivencia en paz y con sosiego. La Justicia social ha sido mi reivindicación permanente; desde lo político, lo sindical y lo social.


Pasados estos años, la Justicia, sigue siendo una reivindicación vital. Cuando deje de serlo, desapareceremos como especie. He podido conocer al grupo justiciero más activo en los últimos años. Me refiero a la «Brigada tuitera». ¡Qué gente, qué compromiso, qué capacidad, qué vitalidad! Estoy con todos ellos y ellas en su lucha y reivindicaciones. La Justicia en España, está por los suelos. Lo últimos ministros se han encargado de que así fuera. En especial el ínclito Catalá con especial saña. Más que ministro de justicia, es ministro de partido. Todas sus decisiones y declaraciones están cargadas de ideología ultraliberal, identificada con el partido en el gobierno. Bien sabía Soraya a quien nombraba. Con él y con ellos, a la Justicia se le cae la «J» mayúscula y se convierte en «j» menor, de julepe, con perdón para los jugadores decentes.

La Justicia, para ejercerse con dignidad, tiene que contar con medios suficientes, que el gobierno de la derecha más reaccionaria conocida en los últimos tiempos en España, no pone, porque no quiere que la Justicia resplandezca. Prefieren la suya, la oscura, o la divina, floreada, que solo resplandece, con atrezo teatral, porque tal no existe. Si Jueces para la democracia considera que se necesitan, al menos, mil juzgados, para atender las necesidades ciudadanas, desde que llegó Gallardón al Ministerio se han eliminado 1.500 jueces sustitutos y creado tan sólo tres juzgados.

Las consecuencias de la crisis, se han escondido, por los responsables del Ministerio de Justicia, en la implantación de las tasas judiciales, que eran disuasorias. Esto ha permitido disimular durante varios años el incremento del número de asuntos judiciales que propicia la conflictividad social. Con todas las trabas creadas por los populares en el gobierno, se está impidiendo ejercer el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva que garantiza el artículo 24 de la Constitución. Es su modelo. Permítanme que recuerde lo que escribí hace ahora tres años.

Me preguntaba entonces: ¿Qué es la justicia? ¿Qué idea tenemos de hacer justicia? ¿Qué significado tiene el término justicia? Corren malos tiempos para la justicia. No es necesario acudir a las páginas de sucesos o tribunales, para conocer los diferentes casos cuyo protagonista es la «justicia». En temas políticos, económicos, administrativos, de sociedad, existen un rosario de casos conocidos de corrupción, malversaciones, estafas y conflictos de intereses de todo tipo. Pocas instancias públicas, personalidades o instituciones se salvan de verse ante la justicia. Desde los miembros de la familia real, al que fuera juez de jueces, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial. Presidentes y consejeros de comunidades autónomas, alcaldes y concejales, políticos y directivos de bancos. En fin que les voy a decir que no sepan.

¿Y cómo se ejerce la justicia? Lamentablemente no se ejerce la misma vara de medir, para unos como para otros. Ni las leyes son iguales para todos, ni la justicia se aplica a todos por igual. Al roba gallinas, la justicia justiciera. Al poderoso, la justicia con sordina. El poder es el poder y tiene sus privilegios. El poder hace la ley y quién hace la ley, ya se sabe, hace la trampa. Unos salen de la cárcel, tras pagar millonarias fianzas y otros entran por manifestarse defendiendo sus derechos. Algunos populares y poderosos ni entran preventivamente.

Desde tiempos remotos, la sociedad ha ido elaborando diferentes conceptos sobre la idea de «justicia», en función de la cultura, costumbres, formas de vida, maneras de ser en cada etapa histórica y sin duda en función de lo que el poder quisiera otorgar en cada momento; hasta llegar a la imagen actual de la mujer con ojos vendados, que porta en su mano izquierda una balanza y en la diestra una espada: ceguera, equilibrio y venganza. De la justicia divina a la justicia social. De la justicia para unos, a la justicia para todos. De la justicia para todos a la justicia según la capacidad de poder económico.

El jurista romano Ulpiano la definió como: «Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi (La justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho), entendiendo el término «derecho» como lo suyo, lo que es suyo, o lo que es de su propia responsabilidad».

Desde la filosofía también se ha razonado sobre la idea. Platón identifica justicia con armonía social. Aristóteles como igualdad proporcional o dar a cada uno lo que es suyo, o lo que le corresponde. Santo Tomás de Aquino, lo enfocaba como de Ley Natural; los derechos naturales que han de tener los ciudadanos y que han sido otorgados por dios. Para los utilitaristas, que buscan «el máximo bienestar para el máximo número», es justo lo que beneficia al mayor número de personas a la vez. La máxima dice que se hace justicia, cuando te dan la razón teniéndola, después de haber demostrado que la tienes: tener razón, demostrar que la tienes y que te la den; difícil proceso.

Hasta aquí, parte de lo que dije. Ahora veamos lo que ocurre en estos días. Conocemos que dos de los tres jueces que juzgarán la Gürtel están estrechamente vinculados con el PP. Enrique López, propuesto por el PP para el Constitucional, hasta que le pillaron conduciendo borracho y Concepción Espejel, «Concha» para María Dolores de Cospedal, quien le impuso en 2014 la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. Las mayorías son determinantes en justicia y en Pekín, pero en Justicia no es siempre lo más decente. Lo estamos viendo estos días, con la expulsión del ejército del teniente Luis Segura, no por dar un golpe de Estado o levantarse en armas contra nada ni nadie, ni haber saqueado las arcas públicas, ni cometido crimen alguno, sino por denunciar la corrupción en la institución, que tiene su particular sistema de injusticia.

Por todo lo que vemos y conocemos, justicia es lo que dice la mayoría de los miembros de un tribunal que es justicia. Qué no es precisamente un concepto ético (o moral) universal, sino particular, según intereses de las mayorías (indecentes). Es lo que hay.

Víctor Arrogante

En Twitter @caval100




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